AYER: “Entre el cielo y la tierra” Parte 2
- cryztal2
- 22 ene 2012
- 2 Min. de lectura
Últimamente no hago más que pensar en el despertar y recordar aquella frase que le dije cuando paseábamos un otoño por una plaza y las hojas revoloteaban en círculos como si jugaran…
“Cuando ya no este y veas las hojas de los arboles girando en círculos seré yo jugando con el viento, para que me recuerdes y sepas que siempre estaré contigo.”
Es extraño porque así lo hice y a veces ella solía quedarse parada mirando como si realmente recordara y les contare algo no fue fácil cumplir eso ya que no hay nada más extraño que el despertar.
Es como estar aquí y allí al mismo tiempo, es como estar con ustedes y a la vez tan solo. Son como sombras que se mueven alrededor nuestro, no podemos distinguirlos, no podemos tocarlos, no podemos hablarles tan solo están allí caminando alrededor nuestro
Solo podemos distinguir a tres: nuestros protegidos, los que están a un paso y los especiales, aquellos que viven aquí como si fueran uno más de ustedes pero pertenecen allí, cuyas labores podrían atribuirlas como destino Recuerdo que los primeros días solía jugar como si fuera un niño me subía arriba de los autos andando y dejaba que me lleven, era emocionante poder hacer todas esas cosas que por temor uno jamás hace aquí.
Iba arriba de uno ese día, parado y gritando, quienes lo manejaban escuchaban música a todo volumen y adoraban la velocidad pero frenaron en ese semáforo y la vi ella estaba arriba de un colectivo miraba por la ventana hacia ese auto y sonreía sentí que me veía y me emocione tanto que enseguida subí a ese colectivo de un salto, me senté a su lado y me quede observándola y caí en la cuenta de que por mi emoción al verla no me había percatado de que podía distinguirla y entonces intente hablarle pero no me escucho y un extraño anciano que se encontraba sentado justo detrás de ella me dijo sin pronunciar palabra algún “No puede oírte solo nosotros te oímos.”
-¿Quién eres? ¿Quiénes son nosotros?
-¿Nuevo no es así?
-Eso supongo.
-Podríamos decir que somos especiales, somos como tu pero vivimos y morimos aquí aparentando ser uno de ellos.
-¿Como yo?
-Recuerda niño, ya tuviste esta conversación, sabes lo que eres y quien es ella, estas para protegerla no para hablarle.
El anciano se paró, la miro, le toco el hombro y comenzó a murmurar extrañas palabras sin sentido y murmurándolas bajo del colectivo, todos lo miraron de forma extraña, a excepción de ella que se quedo pensativa, como si supiera lo que aquel anciano le quiso decir y quisiera interpretarlo.
Desde ese día no me separe de ella, fui su sombra, siempre a sus espaldas, a veces sabía muy bien que ella sabía que yo estaba ahí, me hablaba por las noches y a veces en sus sueños podía contestarle, no como lo que fui, si no como lo que era su guardián, su protector.
Estuve a su lado cada vez, una y otra vez, cuando lo conocía, la veía caer en sus redes y enamorarse de esa persona como yo lo hacía con ella en ese mundo.
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